jueves, 28 marzo 2024

Desde la experiencia de ser deportista desde hace casi 30 años y campeona olímpica desde hace más de dos meses, Ruth Beitia abordó en las jornadas organizadas por la Confederación de Empresarios de Navarra, CEN, las claves para mejorar la exigencia personal y el modo en el que el fortalecimiento de la persona, alcanzado por esa mayor exigencia, se proyecta en todos los ámbitos de la vida, incluido el ámbito profesional.

“Cuando me llamaron a comienzos de año para esta jornada pensé, ¿qué cuento a estas personas vinculadas a la empresa?”, confesó la deportista cántabra al inicio de su exposición sobre desarrollo directivo, ‘en busca de la excelencia en la gestión’. “Pues yo soy vuestra empresa y, a partir de ahí, os cuento cómo nació mi sueño por ser olímpica, cómo trabajé y conseguí logros, pero el mayor, cuando ya me había retirado creyendo que no podía dar más de mí. En ese momento, aproveché toda mi experiencia de años y conseguí lo máximo”.

EQUIPO MULTIDISCIPLINAR

En este camino hasta lograr el mayor logro que un deportista puede soñar, el oro olímpico, no ha estado sola. Como tampoco en una empresa una persona puede hacerlo todo sola: “Yo soy la empresa, y a mi alrededor están”:ruthbeitia

  • Entrenador: Que lleva conmigo 26 años y siempre digo que es mi 50%, mi pilar fundamental.
  • Manager: Me acompaña siempre. Ella me organiza todo y aquí está también hoy conmigo.
  • Psicóloga: A la que recurro continuamente, en los momentos duros, en los buenos y en el día a día.
  • Preparador físico: Lleva menos años conmigo, porque ahora es uno de mis hermanos.
  • Nutricionista: La alimentación es clave en cualquier carrera deportiva.
  • Masajista: Tengo una lesión en la columna que debe ser especialmente cuidada.
  • Fisioterapeuta: Yo también soy fisioterapeuta de profesión, pero igual lo necesito.

La actual capitana de la selección de atletismo reconoció que son un equipo y que sin ellos no sería lo que es ahora: “No trabajan para mí, yo trabajo para ellos. Y como necesito tener buena relación con las personas que trabajo, son amigos”. Como buena “empresa”, tiene su base en su familia, su pilar y su motor: “Mis padres nos inculcaron el deporte desde niños y todos somos deportistas, de hecho, mis padres continúan siendo árbitros de atletismo. Yo era la pequeña de cinco hermanos, así que no podía ser menos y me enamoré del deporte, porque mis padres nos acercaban a él para que nos divirtiéramos, no de forma exigente ni competitiva”.

PERSEGUIR UN SUEÑO

ruthbeitia2“El atletismo es un deporte en el que todos tenemos cabida: gordos, flacos, altos, bajos… Y podemos ir superando nuestra propia marca personal, aunque quizás no todos lleguen a unas olimpiadas”, contó Ruth Beitia, quien confesó que su sueño comenzó viendo a Fermín Cacho.

Reconoce también que, cuando vio que esto del deporte iba en serio, su padre le pidió tres cosas:

  1. Comer bien: Porque es fundamental para un deportista.
  2. Estudiar: Ya que el tiempo para vivir del deporte es limitado.
  3. Nunca perder la sonrisa: La ilusión y las ganas siempre deben acompañar en esta carrera.

QUÉ SOY COMO EMPRESA

Atenas 2004: Fue el sueño cumplido, porque llegué a unos juegos olímpicos. En este punto, es importante recordar que, en el mundo de la empresa, la relación entre compañías es positiva y con ella puedes conseguir mayores logros. Lo mismo me ha ocurrido con Marta Mendía, aquí presente, mi competencia y también mi amiga, con la que he aprendido mucho a lo largo de estos años”.

Pero a Atenas, fue después de una lesión y, finalmente, tuvo que ver la final desde la grada sola, con gafas de sol y llorando. Fue uno de los golpes más duro que vivió su carrera: “Pero caerse no es malo, todo lo contrario, aprendes de los errores y vuelves a levantarte. Aquel día me prometí que nunca volvería a ver una final desde la grada y lo he conseguido”.

Después de esa decepción fue ganando medallas internacionales: “No debemos olvidar que los deportistas somos competitivos, como lo es el mundo de la empresa, siempre queremos más”.ruthbeitia4

Pekín 2008: En estos JJOO, Ruth Beitia quedó séptima: “Creía que lo iba a hacer mucho mejor y fue duro de asimilar, porque había hecho de todo para poder estar ahí”.

Después de los juegos siguió entrenando: “Empecé incluso con pruebas combinadas volviendo a mis inicios: vallas, longitud, lanzamiento de peso…”

También continuó compitiendo y, en este periodo, tuvo los mejores momentos de su carrera deportiva: “Y precisamente por eso parecía que iba a darlo todo en el 2012″.

Londres 2012: “Hasta ese momento, fue la mejor competición de mi vida, aunque tuve una sensación agridulce, porque me quedé en cuarta posición. Y eso que di todo lo que tenía. Londres me quitó el sueño”.

Entonces se retiró, pero solo aguantó tres meses fuera de la competición: “Durante ese tiempo aproveché a hacer deporte de riesgo, que no te dejan cuando eres deportista de competición. Patinaba, incluso montaba en moto…” Fue entonces, cuando su entrenador le dijo: “¿Pero qué haces? Eres una competidora nata, tienes que seguir en la élite”. De nuevo, recurrió a su psicóloga, que está siempre al lado: “Y en ese momento, cuando no tenía claro si me jugaba algo, saqué todas las herramientas que había aprendido durante los anteriores Juegos Olímpicos y durante toda mi carrera”. La atleta se relajó y, como confiesa: “No existían satélites, medios, federación, competidoras… Esas piedras que yo siempre llevaba en la mochila eran innecesarias. A partir de ahí empecé a disfrutar”.

“Todas las herramientas estaban en mi interior”. E incluso cambió la técnica de su salto: “Suena raro, pero lo soñé. Soñé que tenía que salir de parada, se lo dije a mi entrenador, vimos las cosas que había que modificar… No era fácil a mi edad cambiar todo eso, pero resulta que dominaba mejor mi zancada y me sentía mejor”.

EL LIDERAZGO

Y por fin, llegó Río 2016: “Ha sido un año que nunca más se va a volver a repetir. Las olimpiadas son algo increíble, todo se paraliza: guerras, conflictos, desavenencias…” Y fue entonces cuando llegó su momento de liderazgo: “Hasta entonces yo pedía fotos a Gasol, ruthbeitia6Nadal y a todos los deportistas grandes; pero de repente, ¡ellos venían a pedirme a mí las fotos!”. Río fue su momento y tenía que sacar todo lo que llevaba dentro, porque la vida me había dado una segunda oportunidad después de Londres y tenía que aprovecharla.

La final fue complicada, ya que llegaron más atletas que las habituales, 17: “Fue la más numerosa de mi historia y para más hándicap, saltaba la primera; así que tuve que emplear todas mis armas para que no detectaran mis flaquezas. Mi arma era hacerlo todo a la primera y que nadie detectara mi miedo sino aplomo y seguridad”. Todos los contras fueron los pros de la campeona española: “Llovía, la pista estaba mojada… Nadie quiere eso, pero yo soy de Cantabria, estoy acostumbrada a la lluvia y me daba igual”. Probablemente, en otro momento de su vida, Ruth Beitia se habría hundido con todos los contras que la final de Brasil le ofrecía; sin embargo, ella puso su mejor sonrisa y, con el aprendizaje que acumulaba de años, se alzó con el oro olímpico.

Al preguntarle a quién dedicó su medalla de oro, contó: “Por supuesto, a mi 50%, mi entrenador. Y luego, os cuento, al terminar la carrera y coger el móvil, me encontré con 1728 mensajes de whatsapps de felicitación. Primero me asusté pensando en cuánta gente tenía mi móvil… Bueno, puesto mi oro va para las 28 personas que me escribieron un WhatsApp y que siempre están cuando salto mal”.

ALCANZAR LA EXCELENCIA

¿Qué es para mí la excelencia? Mi entrenador dice algo que suele sorprenderme, pero asegura que yo no he sido su mejor deportista, que no he sido su mejor atleta, porque ha tenido muchos deportistas mejores que yo; pero dice que solo yo he sabido tener ese espíritu de sacrificio, esa

Foto cedida por CEN

Foto cedida por CEN

perseverancia, esa forma de entregarme al trabajo, esa exigencia a la hora de llegar a conseguir lo que soy hoy en día, campeona olímpica. Sin duda, la exigencia personal es el primer paso para el liderazgo. ¿Y qué es la excelencia empresarial sino trabajar, sacrificarse, perseverar, aprender, caerse, levantarse y seguir trabajando?

La medallista olímpica dio todo un ejemplo de fortaleza ante las dificultades, las mismas que “una empresa debe forjarse cada día”. Y recordó que el deporte es un forjador de valores, “los mismos valores que exige una empresa”:

  • Espíritu de sacrificio
  • Perseverancia
  • Saber ganar y perder
  • Compartir
  • Respeto por los rivales
  • Amistad
  • Constancia
  • Determinación

Actualmente, con todo lo alcanzado y su situación, cualquier persona pensaría ya en la retirada, pero Ruth Beitia sigue entrenando: “Me levanto muy pronto y estudio (estudia su segunda carrera, Psicología), luego me voy a trabajar, como, a veces tengo que acudir al parlamento (es parlamentaria, aunque está liberada) y por la tarde entreno. Por la noche, mi placer y mi secreto, es tomar una cerveza (confiesa). Entrena porque su cuerpo se lo pide, pero porque no ha colgado las zapatillas: “Me lo estoy pasando tan bien, que pienso, ojalá la vida nos diera una segunda oportunidad a todos. Y quiero seguir mostrando a la gente lo que llevo dentro, defiendo mi producto, mi empresa. Nunca hemos sido campeones del mundo, así que este próximo año tenemos campeonato del mundo en Londres, igual quedo quinta, igual no llego, igual gano, pero es mi motivación ahora”.

Una información de Yosune Villanueva Lucea para Navarra Capital. Foto de portada cedida por navarra.com

 

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