jueves, 28 marzo 2024

carlos-medranoEl otro sábado llevé a mis hijos a su partido de baloncesto de la liga escolar. Me encontré con mi amigo Michel, camionero autónomo. Solemos tener animadas charlas, que a veces nos despistan del juego de nuestros chavales.

En esta ocasión le pregunté: “¿Qué te parece lo de la subida a 707€ del salario mínimo?”. Él me respondió que no le parecía importante. Como se mueve por muchas empresas (y pregunta a los trabajadores) sabe que en la industria los trabajadores rondan los 1.800€ mensuales. En las PYMEs bajan a 1.500 € o 1.200€. E incluso llegan a 900€ en los empleos más cutrecillos“Nadie gana 707 € aquí y además, con ese dinero no se puede vivir” me dijo.

“¿Por qué no ponen el sueldo mínimo en 1.200€? o mejor aún ¿1.800€?” le pregunté. “Ese dinero hace que sea imposible contratar a nadie, si yo tuviera que buscar un ayudante no podría”, me contestó

Eso pasa porque la productividad del trabajador es inferior al salario. Karl Marx lo llamó plusvalía, que era lo que alienaba al trabajador porque no era beneficiario del fruto de su trabajo. El que se aprovechaba era el empresario. Más modernamente veo panfletos dedicados a la patronal con el lema “No puedo ser tan productivo como para satisfacer tu codicia”.

Michel me contestó “Yo que soy autónomo tengo que ganar más para que me compense no tener derecho a bajas, ni pensión de jubilación,…“. Además el riesgo de quebrar (y perderlo todo) te lo tiene que compensar el beneficio”, le contesté yo. Las empresas más rentables (mayor productividad por trabajador) son las multinacionales por eso pagan más salarios.

“Pues yo no soy menos productivo que un alemán” me dijo. No, probablemente tú seas más eficiente individualmente, pero el alemán tiene más medios para ser más productivo. Las empresas españolas no son menos productivas que las alemanas si las comparamos con las de su mismo tamaño. Es decir, que las empresas pequeñas alemanas son más o menos como las españolas en eficiencia. Lo mismo si comparas las medianas con las medianas y las grandes con las grandes. El problema de nuestro país es que hay muchas más empresas pequeñas. Y éstas, sí que son menos eficientes que las grandes o las medianas. Una empresa grande tiene más medios, mejor organización, más músculo financiero, etc. El tamaño importa.

El salario es el precio del trabajo. Es decir, que si hay muchos trabajadores el salario es bajo y viceversa

Uno de los motivos del fin de la Edad Media fue la Peste Negra. Esta enfermedad diezmó Europa. Los proletarios estaban adscritos a la tierra. Es decir, eran esclavos que no podían irse del terruño donde nacieron sin permiso de su Señor. Al quedar tan poca mano de obra, después de la epidemia, los campesinos exigieron un cambio de condiciones y consiguieron mejores sueldos y libertad.

Durante la burbuja inmobiliaria pasada el sector de la construcción necesitó muchos trabajadores. Eso provocó un alza en el precio del trabajo (salarios) que también influenció en otros sectores. Los trabajadores (no solo albañiles también ingenieros, administrativos,…) que dejaron sus empleos por ganar más dinero en la construcción provocaron que el resto de empresas tuvieran que subir las retribuciones para poder fichar buenos trabajadores. Los beneficios de la exuberancia especuladora pudieron con todo. Hasta que pinchó. Ahora, de nuevo, lo escaso es el empleo.  El precio lo marca la escasez.

El salario mínimo trata de mantener un salario de subsistencia. Pero no soluciona lo importante que es: ¿cómo podemos mejorar la productividad de los trabajadores?

Y también crea dificultades para encontrar empleo a los que no son capaces de ser más productivos que ese salario, bien sea porque no saben o porque sus habilidades no son valoradas por el mercado laboral (que se lo pregunten a los 2 millones de parados del sector construcción). El esfuerzo del gobierno tiene que ser facilitar su mejora profesional más allá de poner un listón tan alto que muchos no puedan saltarlo.

El salario mínimo en la NBA es de 800.000 $. La escasez de jugadores de nivel NBA y su productividad (740 $ millones de facturación directa al año) dispara su cotización. Y deja al baloncesto europeo sin estrellas.  El salario medio está en 9 $ millones. “No está mal. Ya podrían llegar alguno de los nuestros a la NBA, aunque fueran de los malos” me contestó Michel.

Carlos Medrano Sola
Consultor y Formador en Desarrollo de Negocio
www.eximiaconsultores.com


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